miércoles, marzo 29, 2006

"Tristan e Isolda". Una birria

Si esta película la vemos en la tele el sábado en la sobremesa, pues diríamos que no está mal, para pasar el rato... Pero en el cine queda como un producto bastante cutre.
La historia es bastante conocida, la clandestina historia de amor que se fragua entre Isolda, unida en matrimonio con el rey Marke en un intento de este último por dotar de cierta unidad a los distintos clanes bretones, y uno de sus más fieles caballeros, Tristán.
Esta adaptación del clásico drama romántico resulta cargante y su estética recuerda a los anuncios publicitarios de colonia. Además, por si fuera poco, resulta pobre de medios, muy pobre. Lo mínimo que se le puede pedir a este tipo de superproducciones norteamericanas son dólares. No sé si se los gastaron y si los gastaron mal, pero el resultado es lamentable: las batallas del rey de Irlanda contra las tribus de Inglaterra resultan ser combates de 30 o 40 tipos contra otros tantos; los castillos medievales resultan ser una torrecita y una empalizada de cuatro palitos; pero lo más gracioso es que Irlanda e Inglaterra parecen estar situadas a un par de kilómetros. Penoso.
Si la faceta de espectáculo es nula, la parte del guión donde intervienen los actores es muy floja. James Franco (Tristán) se pasa toda la peli con su cara inexpresiva que no transmite nada. Un guapito para quinceañeras, cuyas dotes dramáticas son difíciles de encontrar. Sophia Myles (Isolda) está un poco mejor, pero tampoco es para echar cohetes. El único pasable es Rufus Sewel (lord Marke) que aporta templanza y solemnidad a su papel y es casi el único contrapunto fuerte a la ñoña historia de amor.

Lo dicho, esperad a que la echen en la tele y la veis en el cine de sobremesa. Aunque sería mejor que pudiérais conseguir "Los vikingos" de Richard Fleischer, con Kirk Douglas. O al menos "Braveheart". Y si no, también queda la opción de echarse una reparadora siestecita.

2 comentarios:

Gata Vagabunda dijo...

... Ya es tarde y la jornada laboral toca a su fin, así que antes de irme, un minutillo para comentar la peli.

Me resulta más que gracioso que hayamos observado las mismas cosas en la película pero hayamos hecho un balance tan distinto de la misma. No he podido evitar reirme, porque realmente me has leído el pensamiento con muchas de las cosas que has dicho de la peli: es cierto que James Franco es un cara de palo, es verdad que no se dejaron mucha pasta en el asunto, y sobre todo, ¡es verdad que tiene estética de anuncio de colonias! Verdaderamente el cine de hoy día debe mucho a la estética de la tele... sobre todo “cierto cine”. Hasta coincidimos en que lo mejor de la función es Rufus Sewell.

Pues me explico: ¿cómo es posible que habiendo visto la misma película y coincidiendo en esencia, hayamos hecho un balance tan diferente? En mi caso tengo que decir que llegué a “Tristán e Isolda” por error. Una amiga mía, encargada de coger las entradas, compró las de la sala equivocada. Cuando llegué al cine acepté lo que había, pero entré en la sala pensando que iba a ver un bodrio infumable... y sinceramente, con esas expectativas, pues al final resultó que estuve entretenida (¿para qué lo voy a negar?) y aunque no había mucho donde rascar, concluí que prefería Tristanes e Isoldas de carácter poco pretencioso que muchos macroproductos anunciados a bombo y platillo. Yo qué sé... no me resultó antipática, por el motivo que sea.

Lo peor, peor, peor, sin duda, es ese espantoso flashback a la orilla del río en el desenlace de la peli, cuando la palma Tristán (¿por qué resbala tanto que el tipo se muera? pues porque era un héroe de pacotilla...).

Es estupendo que seas tan exigente como espectador, posiblemente de haber más como tú no nos llegaría el 50% de las pelis USA que nos venden por acá. Pero luego están bichos como yo, que somos más condescendientes...

nexus 6 dijo...

Está claro que la forma de evaluar una película depende en gran medida de los prejuicios que tengas sobre ella.
Tu fuiste pensando que iba a ser un rollo. Y entonces, como no está del todo mal, pues te pareció entretenida e interesante.
Por el contrario yo fui pensando que estaba bastante bien (y eso es en parte "culpa" tuya, debido a tu comentario) y entonces me defraudó.
Y esa es la sencilla explicación. Curiosamente, al final, tenemos una opinión parecida y, sin embargo, nuestros comentarios se muestran como totalmente opuestos.
Conclusión: intenta ver una película sin prejuicios.
La cruda realidad: es imposible obviar los prejuicios.