
Sin embargo, una vez en su pueblo natal y uniendo sus borrosos recuerdos con los comentarios de sus familiares (especialmente de su tío Daisuke), Yoichi va recomponiendo la historia de él y de sus padres:
Un suceso accidental (el devastador incendio en Tottori) es la chispa que hace saltar toda la relación del matrimonio por los aires. Como muchos vecinos, la familia de Yoichi ve como desaparece bajo las llamas su hogar y también la barbería de Takeshi, el padre de Yoichi, quedando la familia en la miseria. La familia de la madre se ofrece a ayudar económicamente, pero el orgulloso Takeshi se opone. Su carácter adusto le impide aceptar el dinero. Finalmente averiguamos que su negativa se debe a que la familia siempre lo había acusado de casarse con su esposa sólo por el dinero, pues ella es lo que diríamos un "buen partido". Finalmente para salvar a su familia, Takeshi se traga el orgullo y acepta el dinero que ayudará a reconstruir un nuevo hogar y una nueva barbería. No obstante, la amargura le corroe por dentro, la relación de pareja se va deshaciendo y, después de un tiempo, la esposa abandona el hogar, dejando a Takeshi con sus dos hijos.
Posteriormente Takeshi contrae matrimonio por segunda vez con una mujer excepcional, que trata a Yoichi como una auténtica madre. Sin embargo, para Yoichi ya es demasiado tarde: la relación con su familia está rota. Quiere marcharse por todos los medios de su casa, odia a su padre y desprecia los esfuerzos que su buena madrastra le ofrece. Cuando se hace mayor, aprovecha la primera oportunidad para marcharse del pueblo y alejarse de todos los recuerdos de todo su pasado
Poco a poco, Yoichi va descubriendo la bondad, el amor y el trabajo que su padre le había dedicado a lo largo de toda su vida, un padre que no alardeaba de sus meritos sino que hacía de modo silencioso todo lo posible para conseguir la felicidad de los suyos. Y que era respetado y querido por todos sus allegados.
Finalmente, Yoichi acaba reconciliándose no sólo con su progenitor, sino también con su vida pasada, la cual intentaba olvidar por todos los medios.
En fin, una maravilla del comic. Desde luego que lo recomiendo fervientemente a todo el mundo.
Aunque quizás "El almanaque de mi padre" es la obra más conseguida de Taniguchi, todas sus obras destilan estos sentimientos que hacen que cuando las disfrutas te sientas un poco más humano y con las emociones a flor de piel. Puede parecer exagerado, pero es lo que yo siento. Un sentimiento parecido al que me proporcionan las novelas de Mishima, por ejemplo.
Es que estos japoneses son muy suyos: el más fiero y sanguinario de los guerreros puede ser al mismo tiempo el más sensible de los poetas...
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